Con dedicatoria para Vicky Gómez.
Que me tenga cuidado el amor que le puedo cantar su canción.
La cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes…
S. R
El
amor viene con todo, con una mirada fulminante, con una danza de bajo vientre, junto al solar de luna, con canciones que se hacen elegía, con una
transfusión de sangre poética bajo el angeluz, con una inyección de semen
haciendo terreno en la piel, con la conjugación del verbo encarnado, con el
rasgueo de guitarra que te hace sentir mariposas en los tobillos, con una
mordida en la nuca, con lo chusco de encontrar un calcetín del amado en el
bolsillo de tu saco, durante una cena, después de la primera mirada ardiente…
Esta
vez, la cita era en el Centro de Convenciones de Rosarito, la gente hacia fila
y yo recordaba la primera vez que Silvio
estuvo en Tijuana, era un 1982,
en un OCTUBRE INTERNACIONAL, en el teatro de la casa de La Cultura de Tijuana. Puros
recuerdos del más allá… Cuando él entro al escenario del California Baja
Center, los aplausos contenían más que
el placer de verlo, la contención de los deseos de más de 5000 personas, cuando
dijo:
“ Buenas noches Tijuana….Una canción
de amor, esta noche, es lo que te quiero entregar”; dijo Silvio Rodríguez, mientras se
instalaban los músicos, y yo me
preguntaba: ¿ Acaso Silvio nos ha entregado algo que no sea amor? Y dio inicio
con una canción de su material inédito AMORIOS. Era de esperarse al trovador fruto del verbo amar, con su forma de creación, su esencia, su
poética y deseo. Desde la primer canción de AMORIOS empezó a destilar esa
poesía que reúne la expresividad de un Silvio que nos ha embarcado por décadas en una
sentimentalidad sin freno, desbordada, sembradora y expansiva por todo el orbe:
“Tu soledad me abriga la garganta y tu
mirada me espanta”. Una poética de la resistencia y de rebeldía por amor,
su forma de soñar tan transparente; el trovador que le canta a la patria , al
amor y a la mujer, “ te doy una canción
si digo patria y sigo hablando para ti..” temas recurrentes en cada canción
que nos ha entregado “ como un disparo, como un grito, una
palabra, una guerrilla , como doy el amor” ; lo que él quiere y ha querido decirnos sin protocolos, sin anecdotarios, sin
chistes, ni comentarios, sin interrupciones entre canciones.
Así nos confirmó sus creencia en AMORIOS ”Soy
optimista, creo en los años que nos
hicieron saltar sin temores, creo en el
beso que nos vio nacer…creo en la estrella que vimos quemándonos al caer(….)creo
en ese tiempo, en su manera de hacerse soñar”; más la gente seguía pidiendo
Mariposaaas..! Ojalaaa..! y el devoto del género femenino volvió a
recordarnos con el rasgueo de su
guitarra cómo lo han estremecido MUJERES
de fuego, mujeres de nieve, la mujer que parió once hijos -su abuela-, hija de
aquel feroz continente..
La
gente ovacionaba más sus clásicos; prendida de la nostalgia, sin entender, ni
escuchar del todo los AMORIOS como la
ofrenda que esa noche nos iba a entregar, el poeta, con textos de canciones
inéditas: canciones amorosas, rebeldes, filosóficas con frases contundentes
como esta: “La dignidad se gasta como
piedra filosofal”. En cualquiera
de sus amoríos con la canción, Silvio ha
revelado una visión filosófica e histórica, cuando ha interpretado y transformado a otras voces de rebeldes, personajes de su
tiempo, históricos rostros, como Sandino, Bolívar y el Che.
Imposible
no recordar “Fusil contra fusil”, “La canción del elegido”, las dedicadas al “Comandante Che Guevara”, y “El
mayor” canción que muchos han creído está dedicada a Fidel Castro, y no a Ignacio Agramonte, gran militar,
político y abogado, personaje histórico de
la Guerra de los 10 años. Es este amor a la patria, a la lucha que
responde a sus influencias históricas de Silvio como el trovador, como parte de
esta gran ofrenda a la historia de la canción cubana al mundo.
En
“AMORIOS”, el rostro del fantástico
duende, es otro, el ingenuo, el
delirante niño Silvio, ensoñador de
galaxias, que ve “el polvo que viaja y parece
cristal o pequeños planetas de luz”, el
fantástico duende, el mismo del “Reparador
de sueños “.
Estos
recuerdos que me asaltaban cuando por
fin! llegó el tiempo de “Mariposas”, con
ese preludio de la flauta (mágica) de Mónica González, las muchachas gritaban:
Te amooo! Y se dejaron venir los coros entre el público…”. Silvio, ahora compartía el escenario con Jorge Aragón, en el piano; Mónica
González en el clarinete y flauta, Oliver Valdez, en la batería; Emilio
Vega, en vibráfono y percusión; Jorge
Reyes, en el contrabajo.
…y
yo remontada al octubre de 1982, con su original repertorio, con otras
canciones y otros te amo, con “Unicornio”,
“Rabo de Nube”, “Pequeña Serenata Diurna”; Silvio Rodríguez, con tenis, en el foro de la
Casa de la Cultura con su sola guitarra, con su sola voz, con su solo hermano Pablo
Milanés, dando sorbos al ron cubano ; en
la ciudad de Tijuana recordando las locuras, porque “hay locuras que son poesía, hay locuras sin nombre, sin fecha,
sin cura, hay locuras que no vale la pena curar…
En
aquella ocasión me había tocado organizar la rueda de prensa, repartir los boletos de cortesía que
entregaba FONAPAS. Para aquella noche de octubre de 1982, la máxima voz de la
nueva trova cubana, que nació como un movimiento popular fundado por Pepe Sánchez
y Sindo Garay; Silvio Rodríguez ya era una figura emblemática, y a la
expectativa, podíamos percibir el silencio
en la sala, el público se mostraba completamente atento, no más de 500 personas, algunos no dejábamos de pensar -no en el
éxito del evento-, sino en el milagro de tenerlo, con nosotros, en Tijuana, y
para Silvio , después de tantos años, sin poder salir de Cuba, estar en la
primera ciudad de latino américa, frente al
“Imperio Yanki (!!), cantando al unísono: La era está pariendo un corazón, no puede más se muere de dolor...
Para
nosotros el animal de galaxia era él, el niño, el duende, el anciano, el
unicornio, porque a cada uno de nosotros esa noche, su presencia, nos había
cambiado la visión y nos traía un mensaje de amor del otro mundo: “Un barredor de tristezas, un aguacero en venganza…
Esa
noche nos declaró por qué Cuba, como país, había sido capaz de llevar el
sentimiento del amor hasta sus últimas consecuencias, el amor a la patria, amor al imposible, amor
contra la injusticia, amor a los ideales, en una de sus canciones más hermosas:
“Por quien merece amor” ..Porque su amor,
no precisa fronteras, como la primavera no prefiere el jardín( ..) Mi amor
el más
enamorado, el más olvidado en su antigua dolor, mi amor abre pecho a la
muerte y despeña su suerte por un tiempo mejor, mi amor, este amor aguerrido,
es un sol encendido, por quien merece amor… Ese ANGEL venusino predestinado
a seguir siendo…Y es que sin querer se
hace una ofrenda que pacta con el dolor…
Dos
horas de concierto no eran demasiado cuando cantó la canción de los demasiados
de AMORIOS: Demasiado tiempo, demasiado sombra, demasiado sol, demasiada boca,
demasiada voz, demasiado azul, para que mi deseo quepa en un solo destello de luz
(..) demasiado polvo, demasiada sal, para que la vida no busque consuelo en el
más allá... Demasiados nunca, demasiados no, para tanta alma, para tanto sueño,
para tanto amor....
Demasiada
poesía para mí con Silvio Rodríguez y
Pablo Milanés en mi auto deportivo, por la carretera Internacional, viendo
asombrados y recorriendo la frontera de Tijuana, bajo aquella luna de octubre…
Y
es así la vida, con todo y las críticas a los demasiados poemas y canciones que le han hecho a Silvio, él ha sido
consecuente con su obra poética, su vida y con su patria. Independiente de lo
que haya pasado con Cuba como país, como gobierno, como sistema, con el bloqueo de Estados Unidos, a la isla
como nación rebelde, a la isla como dogma político y sacrificio social; porque
finalmente el artista y su voz, es su desnudez, es su defensa, él es su campo
de batalla, es su personaje y camino, su palabra en el arte de la expresión de
Cuba con su historia. El poeta que hay
en Silvio Rodríguez trascendió sus
propias expectativas, y si eso es sorpresa para el artista y su pueblo, es
trascendencia generacional e histórica para nosotros, los que lo amamos por sus
canciones, su grito herido, su ideal y conjuro.
Desde
sus inicios, Silvio Rodríguez ha cantado
para hacernos felices, para entregarnos su amor, y en la medida que fue
madurando su poesía, las canciones fueron floreciendo en otras voces, en otros
corazones, en otros pueblos, y ha sido el poeta quien conquistó al público, y
sigue conquistando a su gente, ciudades, pueblos y países, a lo largo de
América Latina y el orbe…. Y ante el CREADOR
de canciones, él es su semejanza,
único, auténtico, sin comparaciones frente a otros talentos cubanos, no hay
otro como él. A Silvio Rodríguez, el amor lo tiene cuidado, siempre le canta su canción, dejándola acunada
en nuestro corazón, en nuestro ser, en el
claro de la luna donde quiero ir a jugar, donde duerme la reina fortuna
dispuesta a navegar y volar.
Tijuana
B.C. marzo del 2014.