ENEDIANA, DEL LIBRO DE POESIA, "NO ES MENTIRA ESTE PARAISO", CECUT, CONACULTA, 2010.

PRESENTACION DE NO ES MENTIRA ESTE PARAISO

PRESENTACION DE NO ES MENTIRA ESTE PARAISO
VICTOR SOTO FERREL, ELIZABETH CAZESSUS NELIDA RUIZ

sábado, 22 de febrero de 2014

LA MIRADA ES UNA LLAMA.

Presentación del libro de poesía  “OTROS OJOS”
de Camila Charry Noriega, en la FIL de Minería
Por Elizabeth Cazessús.

Es difícil hacer la presentación de un libro de poesía, porque la poesía se hace por instantes, instantes en los que él o la poeta se sienten atrapados, llevados a la páginas en blanco  o al ordenador que espera frio y callado, hasta los que  llegan a tomar la pluma o el teclado como si fuera una posesión fatal. Ante esto,  una lectora tiene que dejarse llevar, arrastrar si es posible por las palabras del otro que escribe al margen, al  otro lado, y es en este sentido que el poema no requiere de explicación.  La tarea del lector siempre será un intento de llegar hasta la otra orilla, de cómo alcanzar, -si esto fuera posible- las palabras del otro.  Y es que somos tan inconsecuentes con nuestra vida, que el poeta es creado de alguna manera por estos instantes, en que su visión de ese instante lo es todo. Siguiendo el consejo de la escritora chiapaneca Rosario Castellanos cuando dice: “La poesía no debe ser un esfuerzo del entendimiento sino un abandono de la voluntad”. 

Desde las primeras líneas la poeta asombra con sus imágenes estridentes, con esos “otros ojos”  que van captando y desdibujando los intentos en que la vida se manifiesta: “Danza el escorpión entre el fuego con la muerte, erige su cola monstruoso como otro monstruo…..Bajo el sol violento de la sabana pastan las vacas...”
La poesía de Camilla en OTROS OJOS le da la dimensión a un paisaje que mira al mundo en decadencia, la naturaleza sagrada se descompone y nos entrega su quebranto y decepción , vive adentro de una iel multiplicada por cientos de ojos  sean los del escorpión,  la gaviota, la lagartija, el caballo, los perros…


La relación con la naturaleza marca sus fronteras en las formas pero no se limita a ellas. La mirada de esos otros ojos crea un puente entre todos los ojos, así como se lee en el canto # 6:


Olas sobre el ojo abierto de la gaviota abatida
en la arena de la playa.
Difícil saber cuál murió primero;
la ola en la costa que revienta y se divide perdiendo la unidad;
la gaviota muerta en cuyos ojos de agua
se fragmenta el mar.

Este ritmo de olas, este oleaje que nos lleva a la profundidad  como  reflejo en la mirada de la gaviota; al mar como el más grande de los misterios  entre  las rejas de la muerte y no la vida que lo hace nacer.
Así, el fugaz tiempo del colibrí, no es más que un estallido violento entre las venas que nos trae flores rojas y ebrias, y la tierra prometida, es inexistente desde los ojos de los perros que sueñan.
Esta pérdida de la ilusión vital que todo soñador tiene, no se ve reflejada en la mirada, porque veremos arder la casa; el mundo que nos reclama…
Esto me recuerda  a  Jean Cocteau en palabras de Margueritte Yourcenar:
¿Si vemos arder la casa, qué salvaremos?
-El fuego, contesta.
Y en este caso es el fuego de la creación poética y de su pasión por las letras  con que Camila Charry Noriega a lo largo de su poemario nos confronta  en cada destrucción, en cada zarpazo, en cada estocada de la muerte.Las preguntas surgen: que subrayo cuando subrayo, inmersa en la lectura? El sentido de despojo es también para estar con el otro?: un cuerpo al descubierto con ese rayo que atravesó por primera vez el espacio...

La mirada de la poeta es una llamarada, ¿es así la mirada  del escritor, del lector, deconstructiva? Siendo lectores desde el primer grito en que la especie humana se sorprendió por el rayo, por un amanecer con garzas, por la cresta de las olas, desde la prehistoria... ¿Es la lengua fría del hambre (…)la que nos ha llevado al lenguaje ?  ¿La sangre roja y vegetal que estalla(…)la que escribe con tinta negra?.
Imágenes de visión fatal, del romanticismo más puro al gótico, que hacen de los pájaros cenizas sin ninguna trascendencia, como las hojas que flotan en el viento con el árbol ausente.
Camila nos muestra que  somos rehenes de la vida y no al revés, que el cordón umbilical es una cadena o la cadena es un cordón umbilical.
La contradicción se vive en esta “civilización” inconsecuente que estallan y golpean en imágenes de una  ciudad  en vertiginosidad constante.
En “Los mismos ojos” ; (segunda parte del libro), el temor al vértigo, a la oscuridad. La poeta sigue fiel a Paul Celan; la condena del destrozo,  la naturaleza como  conciencia arrojada en su auto condena, la humana deformación del deseo, lo innombrable de la existencia. Los mismos ojos entre países en guerra no pueden ser menos desoladores.
La poesía advierte  una amenaza que ni las palabras pueden sostener por absurda, gracias a los fuegos fatuos.
País IV
No hay un tiempo prometido ni una espera sin disparo,
cada muerto sostiene entre las manos su cabeza;
los otros se desplazan secos por los largos caminos de la noche
que crece como un río que amenaza;
los vivos, más muertos que los muertos
serán en la ciudad la vaga sombra
el soplo que ahora nos ronda.
Sin embargo mis ojos de lectora recuerdan a Stendhal y vuelven al libro DEL AMOR  que  nos dice, “El que ama bien, goza y tiembla, con todo lo que imagina, y no hay nada en la naturaleza  que no le hable de aquello que ama”.
Oh! Stendhal, Stendhal …¿Cuántas miradas tenemos de los amantes de las letras? ¿Cuántos ojos en llamas? ¿Cuál es la patria de la poesía en esta tierra?
Y desde otra orilla nos contesta el nobel de México:
Tus ojos son la patria del relámpago y de la lagrima, /silencio que habla/ tempestades sin viento/ mar sin olas/ pájaros presos, doradas fieras adormecidas/
Topacios impíos como la verdad/…,(O. Paz).
Salvar el fuego dentro de los escombros, aunque la mirada del otro nos llene de terror,  viendo el esqueleto, más fiel a la muerte que pastorea la vida,  volviendo de las catapultas o del cementerio,  de las guerras ominososas, o del llanto que resbala desnudo por la piel del deseo,  de la incomprensión de los amantes,  hasta el hastío  de la vida reciclada en cientos de voces muertas, o del oprobio contra la pasión que invoca nuevos cantos, para tener la sangre que en cada beso se juega su final
La poesía refleja la inevitable destrucción, ante lo insostenible


Sin embargo,  Camila Charry Noriega  hace precisa la  evocación   en el canto # 46, como guardiana del fuego, porque nos arroja a cada piel que huele a olvido,  porque sin olvido todos estuviéramos muertos, por  que es necesario nombrar las flores del desastre, y vaticinar el propio universo….

Mientras la noche revienta
de música y de risa,
trazo un rastro invisible de saliva
sobre tu ingle acuosa.
Mañana olvidaremos todo
el pasado, materia fantasmal,
y el deseo será apenas el recuerdo de un ardor.
La sombra invisible pero cierta de tu mano
continuará su ruta por mi vientre
sacudiendo esta vigilia;
el eterno recordarte que me sostiene.

Lectura,  Cd. de México,  21 de febrero del 2014.
FIL de Minería, Salón El Caballito.

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