Salir al camino sin saber a donde ir
porque el saber no está en el mapa
si no más adentro de la aventura,
descubrir lo semejante,
la naturaleza salvaje, lo sagrado
desatender la ciudad que vas dejando atrás,
sorprenderte como un niño
ver los campos sembrados, palizadas,
osamentas de ballenas, anuncios extemporáneos,
largos terrenos con chamizos, palo verde y serpientes
las montañas como monumentos a la soledad
extensiones que las nubes bañan de más allá
arenas ensimismadas bajo la luz de sol
dunas en contraste con el mar y ese sentimiento al fondo
Un solitario cactus a contraluz es todo lo que tienes
después de que has pasado por las ruinas de otro cementerio de piedras
y edificios escarpados por el fracaso.
y edificios escarpados por el fracaso.
Tú, sigues ahí, con tu brazada extendida en
el valle de los cirios
en ese montaje improvisado de caminos espinosos.
Todo lo que no verán más tus ojos, porque en
este instante
ya no estamos, ni somos los que dijimos ser.
Seremos otros a contra canto de este aroma
del desierto en
fuga.
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