Me arrebataron la razón del mundo
Y me dijeron: gasta tus años componiendo
este rompecabezas sin sentido.
(….)
Y los vi desde lejos
ocultar lo que roban y reír.
El despojo.
Rosario Castellanos.
Los indignados salen a la calle a
reclamar
su metro cuadrado, el vaso con agua, su milpa,
su metro cuadrado, el vaso con agua, su milpa,
su sal, su libro, sus derechos humanos y
pedazo de historia.
Los indignados se callan, se domestican, se
acostumbran, se sueñan
se hacen de una piel dura de corderos o de
parias,
de locos actores o suicidas. Los indignados salen a la calle a
reclamar
su metro cuadrado, el vaso con agua, su
milpa,
su sal, su libro, sus derechos humanos y
pedazo de historia.
Los indignados se callan, se domestican, se
acostumbran, se sueñan
se hacen de una piel dura de corderos o de
parias,
de locos actores o suicidas.
Los indignados saben morir, se les
va el dolor por las cañerías,
los botes de basura, las letrinas, entre lodo
e inundaciones
Los indignados son la masa de una canción
rebelde ,
un canto gregoriano de un país por renacer
Los indignados levantan la voz para no morir
de hambre
Ni de celos ni de hiel,
para que el dulce de la vida no se amargue
debajo de la lengua
Los indignados ya no fuman con el “ogro
filantrópico”, detestan los humos
de la posmodernidad, la globalización y su
máscara xenofóbica
Los indignados amanecen desvalidos y sin
trabajo, detestando el pago de impuestos,
La luz, el agua, la gasolina, son parte de
las estadísticas, sin integrarse a la
normatividad con un número, una etiqueta,
están fuera del cardumen,
y de este gran negocio que es gobernar un
país.
Los indignados hacen foros culturales,
promueven protestas masivas,
Hacen de su movimiento una verdad que luego
será traicionada por la mafia.
Los indignados están locos y son fieras y se
lamen heridas y se justifican
Y chillan y sonríen, son legionarios
como Cristo, y árboles con sus hojas en llamas.
Los indignados cargan en sus hombros la
piedra filosofal,
y desmienten a su padre y a su madre,
se pelean, hacen de la ira una lucha interna,
se deconstruyen, porque no les queda de
otra,
hacen su mortaja de palabras y aprenden a
mirar al amigo que se corrompe.
Los indignados están cansados de vivir con la
“ruleta rusa”, en la cuerda floja o en el punto ciego,
militan entre las sombras una canción del
destierro,
un discurso sin entender,
la pedacería de la realidad sin plena
conciencia.
Los indignados son huérfanos, y claman al
cielo y la tierra,
al sol y la luna; esa incomprensión de
siglos, ese deseo sin nido, esa pasión sin lecho.
no saben que el mal esta implantado como un ilusión de la oscuridad,
mal de ciegos que deshila al embrión en su tinta en cada niño.
Los indignados reclaman justicia ante el poder de la sombra
en versos que iluminan el pasado, con fuegos que le cantan a la noche,
la vida que florece en sus entrañas, sin pecado venial concebido.
Los indignados hablan del cáncer,
enfermedades venéreas, la comida chatarra
El tercer sexo, la neurosis del siglo, se
quitan las manchas, las ojeras,
la flemática borrachera y saben que algo anda
mal.
Los indignados se iluminan con ideas en el atrio de una iglesia, en los bordes de una banqueta
En la banca del parque con cada indigente y su guadaña enrarecida
Los indignados escupen sangre con el paso de los años, se les caen los colmillos,
el coraje les crece como hiena por dentro, que luego sonríe con su marca
de plasma entre los dientes
Los indignados son invitados incómodos a la fiesta del derroche, ningún protocolo los incluye
Son la blasfemia sordo muda, crean el rictus circunspecto,
se sientan en la sala sin memoria
y prefieren salir por la puerta de atrás.
Los indignados tienen certezas que nunca han hecho válidas,
aciertos de los que se han apropiado otros;
mentiras como verdades, silencio a muchas voces, ratones en la alacena.
Los indignados son otro universo, otro lenguaje, otro tesoro;
los otros son ellos mismos, irreconocibles a veces, en franca desmesura,
maldecidos por el simple hecho de ser diferentes.
Los indignados viven el mundo del revés, los triunfos que lograron en tiempos de lucha
son manipulados por funcionarios públicos;
la simulación, el chantaje, la mezquindad
son protagónicos esquemas del que abusa del poder,
funcionarios y mafiosos son personajes de la misma condición.
son protagónicos esquemas del que abusa del poder,
funcionarios y mafiosos son personajes de la misma condición.
Los indignados sufren la demagogia, el
cinismo, la impunidad de gobernantes,
la inmoralidad como medida de acción;
sus necesidades primarias y de
justicia social van a la zaga.
Los indignados a lo largo y ancho del
país han sido despojados de sus derechos,
son la cifra roja frente a las utopías, el
amor y la paz.
Los indignados viven tiempos de egoísmo, de
avaricia y lesa humanidad
la guerra del hombre es producto de las
adicciones;
todos agonizan como especie en extinción.
Los indignados hacen el
poema más largo de la historia,
Con fraudes, plagios,
simulaciones, traiciones,
ven la historia repetirse
en un juego de ajedrez,
con sus muertos y
maldiciones, con sus reclamos y frustraciones,
entre la zozobra y el
absurdo: simulacro del pasado.
Los indignados han tenido que salir del país
buscando el “sueño americano” sin sueño y sin salario.
Los indignados escriben el poema más largo de
la historia en acciones concretas,
en pasiones a la sombra, con palabras que son
bombas, en llanto y dolor consumados,
Los indignados buscan resolver el dilema de
seres humanos perdidos,
sujetos descriptibles, datos duros, amorosos
e ingenuos despiertan
para sentir el sol diáfano, el saludo de su
perro.
Los indignados salen a la calle porque se sueñan
en otro lugar
que reescriben y reinventan en contraste con la decadente
opulencia,
el poder impune, la corrupción y la extraña
sensación de que son otros
porque tiene heridas sin remedio y viven en
el país del olvido.
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