ENEDIANA, DEL LIBRO DE POESIA, "NO ES MENTIRA ESTE PARAISO", CECUT, CONACULTA, 2010.

PRESENTACION DE NO ES MENTIRA ESTE PARAISO

PRESENTACION DE NO ES MENTIRA ESTE PARAISO
VICTOR SOTO FERREL, ELIZABETH CAZESSUS NELIDA RUIZ

viernes, 18 de septiembre de 2009

YONKE HUMANO: TEATRO Y NOVELA NEGRA


YONKE HUMANO, TEATRO Y NOVELA NEGRA.
Presentación de Yonke Humano de Gerardo Navarro,Nemónico.
Premio Estatal de Dramaturgia 2008.
Elizabeth Cazessús.

Hablar de un libro como el “Yonke Humano”, obra dramática de Gerardo Navarro, nos podría llevar a descifrar los estragos de la existencia humana en la frontera, a deslindar las escalas del pensamiento frente a la conciencia social, romper con el concepto de fe tradicionalmente aceptado en tiempos de crisis, o incomodar a las “mentes positivas” dedicadas al confort o conformismo, frente a las modas publicitarias o culturales del laboratorio fronterizo de Tijuana, encargados de pixelear la justicia, la ley, la verdad y los valores.

Pero como dijo Boris Vian, autor de la novela El Lobo Hombre: “Dejar la literatura en manos de los imbéciles es como dejar la ciencia en manos de los militares.”

Con el uso y función de la inteligencia del pensador activo, es inevitable acercarse a la piel del lobo, considerando al lobo como ese animal sabio que sabe deslindar bien los territorios, porque esta al acecho de los acontecimientos, quien profetiza porque se adelanta a los resultados y con la tela delgada de su percepción capta los ambientes urbanos, olisquea los tiempos de la canícula y los cambios políticos; y deshace las ilusiones o el misterio que uno vive creyendo las bondades del mundo con nuestra frágil condición humana. El que llega a los límites de un más allá que se vuelve más acá, a la hora de encontrar los hilos que convergen en una historia que representa los desastres generado por la mafia, la corrupción, la decadencia social, la demagogia política y el poder .

El tejido de esta obra sorprende por su forma, la síntesis en el lenguaje, por sus imágenes sobrias y elocuentes que hablan por si mismas, con una poética de la devastación y el desencanto ante las trampas y frustraciones de sus personajes desesperanzados o condicionados por las adicciones, la psicología urbana de la ciudad o la barbarie del siglo XXI.

Tijuana se ve reflejada en los personajes tan humanos que parecen salidos de la novela negra o de una pesadilla.
Liberados ante los ojos de los lectores que vivimos la realidad absorbidos por ella, evadiéndola o filtrándonos por los recovecos de los convencionalismos, las rutinas del vivir, el sometimiento al que nos ajustamos por sobrevivencia, negando a enfrentarnos, de algún modo, al dolor, al crimen, a la traición, a la codicia, a la falta de un estado de derecho, a la impotencia y el desconocimiento de no saber qué hacer frente al monstruo que hostiga el bienestar común y el desarrollo humanista como fuente de esperanza y verdadero progreso.

Imposible no evidenciar la critica aguda que ejerce el autor presentándonos una obra dramática con personajes tan vitales y concisos, perfiles de un mapa social que día a día sabemos que están, que nos agreden y que rechazamos instintivamente, pero que nos reflejan en contradicción de nuestros deseos.

Akiro Montana, Madame Rui, La Payaya, Cavernario Sinesterra, cada uno en su quehacer y su oficio, se ven desnudos, en la deconstrucción de la sociedad urbana que gime con estertores de ahogado o como parte de un laboratorio humano.

El drama aquí presentado se vuelve más claro cuando se establece la relación intrínseca del teatro y la novela negra que tuvo su origen en Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX.

Desde la cuna de la novela negra la “crítica seria” la ha mirado con desdén y desconfianza, así como a muchos de sus autores, por considerarla un género menor. Sin embargo, este género tomó más brios en la década de los setentas en España y Francia, desde un punto de vista más profundo que en Estados Unidos, aportándole un contenido critico y social.

Son muchísimos los autores que han dado brillantez al drama de la novela negra y que la han dado un lugar en el cine con mucho éxito. Pero definitivamente sin la creación de estos autores la relación del teatro y la novela negra viviría en las calles descarnada, acéfala o “encajonada” en el amarillismo de la nota roja.

Es esta relación que la obra dramática del “Yonke humano” la hace tenga las características propias de la novela negra y cito:

“Hay un tratamiento realista de la temática criminal, con técnicas de origen periodístico, un estilo oral antirretórico, un ritmo rápido con diálogos concisos, todo ello desarrollado en ambientes y personajes propios de la cultura urbana, especialmente con detectives brutales, casi tan violentos, cínicos y marginados como los delincuentes. También aparece como otro gran tema el individuo marginado por el sistema, personajes que sin buscarlo se encuentran en medio de conflictos, personas corrientes que por motivos pasionales se convierten en delincuentes, sobre los cuales gravita un fatalismo que determina que los acontecimientos se vuelvan contra ellos”.

Enhorabuena que salió el “Yonke Humano” con este premio estatal, que muestra con toda su desnudez la realidad que cotidianamente enfrentamos y que necesita ser valorada por escritores, periodistas, poetas, artistas y ciudadanos en general, con amplios criterios de análisis dentro del contexto de nuestra sociedad moderna.

Son pocos los autores de norte que ejercen una crítica para ubicar a cada autor y obra en su contexto. La crítica literaria en Baja California aún no se ha abierto lo suficiente para dejar la cultura del prejuicio, los intereses de los grupos de poder político y cultural en el estado, que a más no poder responden con la indiferencia, la simulación, el murmullo, el cotilleo infantiloide y los recortes presupuestales que afectan principalmente a los creadores de arte para desarrollar programas sociales en beneficio de la salud comunitaria.

Esta obra en sí tiene un carácter, una memoria, un aire de resurrección resultado del oficio del vivir, que todo buen escritor enfrenta dándole coherencia a su obra y sus actos.

En este sentido, el “Yonke Humano” de Gerardo Navarro es muy contundente y a estas alturas de las circunstancias políticas y económicas de nuestro país el autor tiene más para darnos.

Porque así lo dijo Julio Cortazar: “Nada esta perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.”

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