ENEDIANA, DEL LIBRO DE POESIA, "NO ES MENTIRA ESTE PARAISO", CECUT, CONACULTA, 2010.

PRESENTACION DE NO ES MENTIRA ESTE PARAISO

PRESENTACION DE NO ES MENTIRA ESTE PARAISO
VICTOR SOTO FERREL, ELIZABETH CAZESSUS NELIDA RUIZ

lunes, 19 de noviembre de 2012

DESIERTO EN FUGA, Elizabeth Cazessús.



Salir al camino sin saber a donde ir
porque el saber no está en el mapa
si no más adentro de la aventura,





descubrir lo semejante,
la naturaleza salvaje, lo sagrado
desatender la ciudad que vas dejando atrás,
sorprenderte como un niño




ver los campos sembrados, palizadas,
osamentas de ballenas, anuncios extemporáneos,

largos terrenos con chamizos, palo verde y serpientes
las montañas como monumentos a la soledad
extensiones que las nubes bañan de más allá
arenas ensimismadas bajo la luz de sol


dunas en contraste con el mar y ese sentimiento al fondo
que no comprendes entre el ulular del viento
hasta que la mirada abarca y sabes que son tuyos.














Un solitario cactus a contraluz es todo lo que tienes
después de que has pasado por las ruinas de otro cementerio de piedras
y edificios escarpados por el fracaso.




Tú, sigues ahí, con tu brazada extendida en el valle de los cirios
en ese montaje improvisado de caminos espinosos.
Todo lo que no verán más tus ojos, porque en este instante
ya no estamos, ni somos los que dijimos ser.
Seremos otros  a contra canto de este aroma 
del desierto en fuga.

domingo, 4 de noviembre de 2012

EL MAGO DE LOS ESPEJOS, Elizabeth Cazessús.


En el desierto no podemos escapar del tiempo

Somos gránulos de arena

Piedras en eterno simulacro

resplandor de las ilusiones

Pedacería de huesos en tierra de piratas.







Lo que llamamos civilización

lo ves en ese montón de desperdicios,

en la basura existencial

en las vísceras abiertas que dejó el animal carroñero.







No digas que eres escapista

ni mago de los espejos

porque es la muerte que te llama

con su máscara de mercurio

la gárgola que se mimetiza en la piedra

el lobo que lanza aullidos de óxido.







Aquí todos somos un minúsculo punto

de esta arquitectura en expansión

y su diletante sentido con que volamos

atrás de las estrellas que son polvo.










LOS ROSTROS DEL DESIERTO.



Del desierto de la infancia

veo los rostros de mis padres

cada vez más difusos

son actos sus gestos y miradas

Instantáneas de la memoria

Una revelación fragmentada de 

sucesos





ecos se dispersan en las ondas de la 



poza de San Ignacio; encuentro las manos


de mi madre haciendo el fuego


la gallardía de mi padre mirando el mar


el asombro en sus ojos al llegar al oasis


un emblema como un fantasma insurrecto.


La naturaleza es un llamado a la conciencia


las datileras, el cielo extendido, los sauces,


el rumor del viento, la luz del sol.


En la iglesia veo subir por la escalera a mi madre con 

devoción, 

casi puedo sentir su aliento cansado.

Y si te digo que ando en busca de 

sus pasos perdidos

créeme, porque en este lugar 

dejamos los gritos, el sudor, las 

cenizas.

Los olores del pueblo se evaporan

como la espuma del mar y en la 

distancia.

La tierra no los contiene por que es 

otra.



Cosas tan simples y sencillas cobran un poder relevante

y al pronunciar sus nombres adentro de mí,

es entender que nunca nos bañamos en el mismo río.

Yo busco el sabor de la sal entre los dientes

pero el polvo los difumina como espectros,

el implacable tiempo les ha robado la voz 

con su sentencia inapelable..















EL DESIERTO NOS ROBA EL SUEÑO.



El desierto nos roba el sueño

en ese viaje largo donde los 

cuerpos 

parecen desprovistos de 

sustancia.

La primitiva arqueología de 

un edén

que no alcanzamos a conocer por inhóspita.

La carretera es una pronunciación de la soledad

donde la mirada se pierde  

en la perpetua sinfonía del silencio.


El mar vuelve a ser nuestro

con toda su enigmática gravedad.

Tú y yo desparecemos en la línea del tiempo,

absortos, por la inmensidad que avasalla

y nos deja callados, anhelando la mezcla

de la tierra y la sal.

Son otros los que imaginan la piel del deseo.


RAZONES DE LA DAMA INFIEL , PARTE 1

RAZONES DE LA DAMA INFIEL, PARTE 2