ENEDIANA, DEL LIBRO DE POESIA, "NO ES MENTIRA ESTE PARAISO", CECUT, CONACULTA, 2010.

PRESENTACION DE NO ES MENTIRA ESTE PARAISO

PRESENTACION DE NO ES MENTIRA ESTE PARAISO
VICTOR SOTO FERREL, ELIZABETH CAZESSUS NELIDA RUIZ

domingo, 10 de marzo de 2013

RAZONES DE LA DAMA INFIEL. EVE GIL



Mientras la infidelidad masculina  ha pasado sin pena ni gloria por infinitas revisiones de la literatura universal, la femenina se ha erigido en cuando menos tres monolitos citados hasta la locura. Huelga decir que estos celebres casos han brotado de tintas de varón, acaso porque las escritoras no ven en ello un drama o una tragedia para la sociedad, sino una circunstancia que compete a ellas y a sus conciencias…o ausencia de ellas. Un yerro, en el peor de los casos. Una liberación, en el mejor.
En RAZONES DE LA DAMA INFIEL, la poeta Elizabeth Cazessús, no alude ni una sola vez a Madame Bovary, ni a Ana Karenina ni siquiera a la mártir de ese club non- sancto de la literatura: Hester Pryenne. Sus poemas invocan a Rosario Castellanos, epítome de la fidelidad conyugal, no en su obra sino en su modus vivendi; al perfecto contrario de Rosario: Anaïs Nin y, con mucha mayor insistencia a Sor Juana Inés de la Cruz, ejemplo de fidelidad febril a sí misma. Digamos que realiza una hazaña inversa a la de Penélope, lo cual, sabemos  ya quienes  lo hemos perpetrado, resulta menos cansado y hasta relajante: desteje hábilmente la colcha que se llevo, entre otras  cosas, sus anhelos de esposa joven e inocente. Como diciendo: al diablo , estoy harta de volver a las mismas hebras desgastadas y descolorida. Todavía palpito. Dicho por la propia Elizabeth; “(…) le dejaré el camino libre a Medea/para que siga creyendo /que es la única y la primera/mientras Jasón siga haciendo de las suyas.” Medea y la otra, p. 69.
Las razones de la dama aludida en el título, pudieran acunarse en una sola palabra: renuncia. La infidelidad puede ser un acto liberador, pero también una decisión largamente discernida, mas aun: una determinación> La dama que aquí expone sus razones para ser infiel, deja claro que es más fuerte su deseo de romper con un arreglo social que la reprime y la frustra, que hacia un prójimo especifico. La suya es mas rebelión que arrebato místico (caso Bovary) o subyugación por el bigote (caso Karenina). En su pecado lleva la dama no la penitencia, sino el desprendimiento de sus grilletes (caso Érica Jong), quien narro la experiencia de primera mano). La visión de la diaria sabana inmaculada, tendiéndose en el aire como un fantasma para a continuación caer sobre el bendito lecho conyugal con precisión matemática, produce en la dama reflexiones como la siguiente: Siempre se llega virgen al amor, esculpiendo en el aire/las palabras imprecisas/ los ardores adolescentes. Los amantes amanecen/ como animales recién nacidos. ( “Natura y sexo”, p. 95).
A la dama la acompañan las mejores intensiones: está cansada de que se le quiera graduar de madrecita santa; de que se le crea asexuada, sin jugo de lascivia entre las piernas: seca para el mundo. Ni en la biblia se halla.  Los diez mandamientos, vueltos espectáculo por Ceci B. Mille, amén ni siquiera la aluden como individuo. No desearás la mujer de tu prójimo…” sino la mujer de tu prójimo”. Nótese: no dice “a la mujer de..” sino la mujer de…. Situándola por debajo de la casa del prójimo, en un nivel apenas superior al buey, el asno y la nada. El decálogo ni siquiera considera la posibilidad de que esa mujer revuelta con la casa , el buey, el asno y la nada sea un sujeto viviente, deseante, capaz de desear al hombre (o el hombre) de la prójima, tampoco es aludida….ya no digamos su casa, su buey, su asno y su nada. Seria pertinente suponer en esta omisión una licencia tácita para el deseo de la que , aparentemente, no existe como ser humano? Un dios tan generoso no hubiera creado a la abuela sacrosanta, de la suegra que no sale de la sacristía (habría que preguntarse, mal pensada que es una, que tan atractivo será el sacristán)…ese dios cómplice de la mujer  la hubiera dotado de derecho a la propiedad…de derecho a su cuerpo. La ha dotado, en cambio, de  palabras para inventarle un lenguaje a su muy particular deseo, ese que alguien debe haber borrado de la piedra: ¿Cómo quieres que te ame/ En medio del caos?/Si te nombro padre, huyes./ Si te llamo esposo, me consumes,/ y si te nombro amante, amigo/ no concibes el lecho /donde duermes con tu sombra”. (La Trinidad).
Con lo hasta aquí dicho, realmente hace falta agregar que RAZONES DE LA DAMA INFIEL es un poemario que derrama belleza, humor, sabiduría y un talento sin cortapisas? Hace falta anunciar que Elizabeth Cazessús sigue a la letra su propia conseja de hundirse en las palabras y perderse hasta encontrarlas? Creo que no….



CURRICULO POSMODERNO DE UNA SOLTERA ANTIGUA O DIARIO AMANTORIO DE UNA MUJER POSMODERNA, Elizabeth Cazessús.




Es difícil presentar una novela ante un público  en que la mayoría presente no la ha leído, espero que se den la oportunidad y el deleite de hacerlo. Hablar de un libro es para compartir una visión  entre lectores, en este caso mi  lectura será compartida con Elizabeth Villa.

La lectura de la novela de Lucía Martínez me ha dejado un agradable sabor de ojos, una complicidad y un buqué exquisito. En mi opinión muy personal, el título es lo que me llevó más tiempo entender. Fue inevitable no hacer una reflexión después de terminar de leer la novela: una especie de confrontación entre el contenido de la novela y el título. ¿Por qué nombrar  esta novela así?: “Currículo posmoderno de una soltera antigua”: titulo más moderno que posmoderno- me recordó esos libros antiguos y lo sentí como “una etiqueta” que me hizo reflexionar sin caer en el prejuicio de juzgar al libro por su portada, con un nombre que me parecía técnicamente desfasado y grandilocuente en relación con el contenido, que tiene más visos de ser un diario que un currículo. ¿Por qué no se le dio a la novela un nombre más orgánico, siendo una novela tan entrañable, es decir,  hecha con las entrañas?

¿Cuál sería la diferencia de un currículo moderno y un posmoderno? Realmente no existe tal diferencia. Sin embargo un currículo frente a la escritura de un diario si,  ya que mientras el currículo, es una taquigrafía genérica de la vida profesional de alguien, un diario le permite al lector conocer la intimidad de una persona, el mapa mental de un personaje. Será eso lo que ella quiso hacer en contraste de opuestos?

Sin quitarle el mérito al  título, -porque sé que para Lucía Martínez fue importante usar la palabra currículo-, tal vez como meta ficción; con ideas de forma y principio de sus relatos; un mecanismo para cronometrar los tiempos de su novela, y hasta como un juego sarcástico con sus dos últimas “cartas de referencia”; que  tampoco son cartas de referencia.

No obstante me sigo preguntando, por qué sí o no ésta novela es posmoderna, o porque tengo que avalar que sea posmoderna? Sólo porque el título  lo declara,  hay que ver lo que de posmodernidad abarca.

Pero vayamos por partes. El concepto posmoderno digamos que parte de un movimiento filosófico que se puso hasta de moda. Esta novela nos revela el laberinto y las complejidades del ser humano, así como la psique caótica de una escritora de diarios. Digo diarios porque  este texto técnicamente no es un currículo, sino el vaciado de la vida de una escritora, y lo atractivo de esta novela. Cito a la autora que especifica en su currículo ser una escritora de diarios: “Las cartas, aún las que no he enviado y el diario de mis sueños mas oscuros son la esencia de lo que he logrado decantar.” Evidentemente hay un juego entre el nombre y el contenido de un diario, por su sentido intimista, introspectivo, con una búsqueda obsesiva y confesional, así como de una sutileza y de minuciosa descripción que llega a tener momentos reveladores y transgresores, que escritos en primera persona, parecieran personalizados, versus el conjunto de conocimientos que una persona debe adquirir para conseguir un título académico, según la definición de un currículo. ¿Acaso Lucia adquirió un título de la vida con esta novela? Yo creo que sí.

La estructura  nos remite  relatos por periodos que abarcaron años de la vida del personaje y las cartas últimas de sus padres, que nos develan hasta el último momento, la impronta psicológica y detalles perdidos o recuperados para la historia del personaje principal.

Siguiendo mi teoría de los diarios, por definición estos hablan en primera persona y la novela posmoderna tiene como característica de hablar del torrente consciente del personaje. En mi opinión la auto referencialidad del título a estas alturas de la posmodernidad me parece excesivo; puesto que todos los diarios son posmodernos. No son menos posmodernos  los diarios de Anais Nin, el “Ulises” de James Joyce, o la novela de Lucía Martínez, por  las razones mencionadas.

Para nuestras generaciones, antes de que existiera la palabra posmodernidad en nuestro imaginario,  ya éramos posmodernos, puesto que somos hijos de  la crisis perpetua; y faltaba que nos diéramos cuenta,  cómo nos habían etiquetado los filósofos quienes acuñaron el concepto de posmodernidad, después de la segunda guerra mundial.

Desde entonces la estética posmoderna, descarta los grandes relatos, la gran promesa, la plenitud como fin de la era moderna; como cambio de paradigma, estos grandes relatos pasan a ser  sustituidos por  los pequeños relatos o microhistorias,  que en este caso están desarrollados acertadamente, según el modelo que nos presenta Lucia Martínez. 

¿Por qué tengo que decir que mi novela es posmoderna, como etiqueta de un movimientos filosófico? Esto refleja una prueba de que la humanidad somos una especie de laboratorio de “conejillos de indias” para esos pensadores, obsesionados por la razón y sus identidades, por las pasiones y los deseos, por la nada o la levedad del ser, y consciente e inconscientemente nosotros nos ponemos la camiseta. 

Respecto a lo de “soltera antigua”; no me parece que el personaje tenga nada de antiguo, si no todo lo contrario; el lenguaje y la voz reflejan todas las temáticas o problemáticas de nuestra vida contemporánea, con registros que abarcan la mitad del S. XX a la primera década del S. XXI, según el registro periódico que se hace en lo que pude constatar de la novela. 

La “mujer antigua” que yo vi, es esa mujer  con carácter de arqueóloga que la lleva a escarbar, y a levantar los escombros de un pasado para observar pérdidas o hallazgos; un  instinto poderoso, estimulante y obsesivo que devela los aspectos de una  mujer en confrontación constante con su vida. Y esto no es nada de antiguo, sino producto de la liberación que nos heredó el psicoanálisis o el autoanálisis disciplinado de nuestros actos.

“Las mujeres hemos nacido como románticas incurables” nos dice Katherine Anne Porter, en su Best Seller, y en torno a esto cito: “Los fragmentos de la melancolía del amor no correspondido, se suceden desde la cuna hasta la tumba”. Ideas completamente deterministas, puesto que el ser romántico se hace y el romance nace como expresión del lenguaje.

La novela de Lucia Martínez, demuestra una  poética como búsqueda del personaje que se piensa, se integra o se desintegra ante las ideas del “amor”,  y el mundo que lo rechaza o asimila, que lo vive y lo desvive entre viajes y fronteras geográficas, lenguas extranjeras, que lo demarcan como ser cambiante, que lo hacen ser en la medida de sus relaciones contradictorias y con las cosas del mundo y sus amantes, y donde el tema del amor y las pasiones, son cuestionadas por la autora, al desbordar  sus diferentes rostros.

Digamos que frente a la ingenuidad del romanticismo, existe lo otro, la conciencia del ser social, los roles impuestos por la cultura, la búsqueda del “yo”. Hay muchos momentos que revelan esa arqueología del espíritu, describiendo situaciones específicas de la personalidad de su personaje;  y derivado de la observación de Lucia Martínez nos presenta, ejemplos claros:  “que ser virgen a los 32 años es estúpido”; que antes de la pubertad puede la niña ser abusada sexualmente, sin darse cuenta que está siendo abusada; que caminar con tenis negros, después de un fracaso con un amante africano,  es una sublimación del racismo y la xenofobia de nuestra sociedad global, digno de un acto de psicomagia de Alejandro Jodorosky.

Complejos de la personalidad que proyecta  el personaje  en esta búsqueda arqueológica que nos lleva a descubrir los escombros que impiden ir más allá de los acotamientos del deseo y la pasión impuestos.

Y como toda “literatura del fracaso”, es una suma de “pago con escombros”. Concepto que visto desde la  posmodernidad; la historia pasó a ser un cementerio de escombros.

Así ésta novela,  nos adentra en esas micro historias características de la estética de la  posmodernidad, donde lo cotidiano toma aspectos  relevantes, como  deshechos  de una galería de lo intangible, de lo aparentemente efímero y a la vez intenso de la vida. La crónica cotidiana y los fragmentos que lo conforman reflejan los intentos y  fracasos del amor, en aparente suma de ciclos aparentemente repetitivos, ya que en la comparecencia  de cada relato, la novela  adquiere la evolución, como los encabalgamientos de un correlato a otro.

El personaje que da verosimilitud a la voz de la “mujer posromántica”,  la reafirma como parte de la novela moderna existencialista que vive el mito de Sísifo.  Y ubicada  al tema de género, lo dijo  más claro Erica Jong en su autobiografía,  Miedo a los 50: “Una mujer con muchas feromonas vive muchos absurdos y una mujer inteligente vive muchas frustraciones.”

Más íntimamente descrito por el personaje en el relato titulado, RITO DE INICIACION, (el cual inmediatamente me hizo recordar  la novela moderna  de Rosario Castellanos que lleva el mismo nombre), el personaje dice: Cito a Lucia Martínez: “No era una mujer disfrutando del placer de estar con él. Era una especie de máquina programada, para un acto, un especie de actriz mecanizada”.

La transparencia en el lenguaje, la belleza de las descripciones, sus evoluciones circulares parecen obsesivas. Las formas de abordar y desabordar cada relato, como  puerta abierta a la intimidad, de la escritora/personaje, se mantiene conflicto con los amores perdidos  y los absurdos. La puerta abierta a esa “habitación propia”   nos hace ver la psique de una mujer de nuestro tiempo: neurótica, desconcentrada por el mundo que le demanda  claridad porque  le da roles que la estigmatizan, que la confieren al silencio con todas sus conjeturas existenciales: la devastación de su ser; invitada para el ”casting” erótico; le da la oportunidad secretiva de un desliz freudiano; todo a cambio de la anatomía de su espíritu en busca de la escritura, en busca del orden a sus pensamientos es lo que la confina  a las márgenes de la literatura del fracaso.

El mayor acierto es que Lucia Martínez toma la pluma y nos muestra y  profundiza en el tema del oficio, con el cual hace una vida de la que se apropia, con una prosa limpia y verosímil, y que sólo la subjetividad de la escritura nos la regresa con todas las trampas, huesos y cebos quemados.

Es mejor escribir en  tiempo de cenizas para que la tinta nos revele lo “grande de lo pequeño”, como lo estipula el refrán chino. Y “amar la arcilla que está en tus manos”.

Quizá es mejor escribir que robarte una vida en contraste con el viejo paradigma y que frente a la crítica posmoderna, te dejara un sabor artificial y pornográfico, con la etiqueta anticipada de úsese y tírese.

Quizá,  los “Dioses posmodernos”, en franca decadencia nos robaron el fuego del romanticismo moderno, dejando caer las bombas en Hiroshima y Nagasaki;  mientras nuestro  personaje se conforma con su “caja de cerillos” que enciende entre las sombras en busca del amor imposible, y que Lucía Martínez Espinoza,  tradujo como amor a las letras.

 ¿Quién dicta que somos modernos, posmodernos o que pertenecemos a la aldea global, o a la tribu glocal?
Creo que eso le toca a la crítica, al analista, al pensador razonado, al lector, al cronista y principalmente al tiempo que le da ubicación a la obra de arte.

En todo caso, el escritor tiene que seguir leyendo, escribiendo, disertando  y cerniendo las ideas de su tiempo y sus personajes, haciendo conciencia del mundo en el que vive. Y como dice la poeta Livia Díaz, en su poema: Notas: “Nunca se empieza a escribir, se escribe para empezar”.  O como dijo Jean Paul Sartre” “La existencia precede a la esencia”.
               
Así que sin el contenido específico, la crónica necesaria, el registro diario como espléndidamente nos muestra Lucia Martínez,  la vida pasaría a ser parte del vacío de la existencia humana.
Presentación de RAZONES DE LA DAMA INFIEL, 
libro de poesía de Elizabeth Cazessús 
en el FESTIVAL INTERNACIONAL"  GRITO DE MUJER" 
organizado por el colectivo MAÑANA LLOVERA  
en Tijuana México.






RAZONES DE LA DAMA INFIEL , PARTE 1

RAZONES DE LA DAMA INFIEL, PARTE 2