ENEDIANA, DEL LIBRO DE POESIA, "NO ES MENTIRA ESTE PARAISO", CECUT, CONACULTA, 2010.

PRESENTACION DE NO ES MENTIRA ESTE PARAISO

PRESENTACION DE NO ES MENTIRA ESTE PARAISO
VICTOR SOTO FERREL, ELIZABETH CAZESSUS NELIDA RUIZ

lunes, 2 de mayo de 2011

LO QUE EL VIENTO SE LLEVO



Eran las tres de la madrugada. La canaleta del alero de la casa cayó como una viga gigantesca. La escalera de madera retumbó en el suelo como la tumba de Tutankamon. Unas tablas tapagoteras que tenía en el techo exigieron un espacio en la terraza y cayeron encima de la mesa del comedor de jardín. En el patio trasero las tapas de los botes donde guardo agua, volaron como platillos voladores haciendo señales fosforescentes. Las toallas que estaban en el tendedero se convirtieron en alfombras mágicas. Las primeras florecillas de jazmín que habían brotado se hicieron ceniza. Un balde de plástico se vaciaba en el aire como si lo cogiera el fantasma de Canterbury. Las camisetas que estaban en el cordel del tendedero parecía que celebraban las olimpiadas en Tijuana en tiempos de hambre. Los toldos de los vecinos parecían vallas escoltando la calle, con inscripciones muy oscuras, como si se publicitara sobre cordones de banqueta, el próximo plan de guerra, contra el narco por Felipín, ahora si enojado, en serio. Toda la noche se escucharon ruidos y pasos y una sinfonía de sonidos me hicieron recordar no sé por qué “La cabalgata de las Valkirias” de Wagner. No sabía si eran alucinaciones, pesadilla o mucho sueño, o la película de “Fantasía” de Walt Disney ya se había quedado corta. Adentro de mi estudio las hojas que había dejado al lado del ordenador venían volando hacia mí para que las corrigiera. El dios intergaláctico se abría paso con sus ráfagas ininterrumpidas. En toda la noche no pude dormir. Me la pase esperando y a la defensiva a que llegaran los duendes para descobijarme. Oía todo y tenía miedo, mucho miedo. Ni loca salir de mi cama, pues la cobija eléctrica no se rajaba. Pero seguí pensando en que había dejado mi auto de bajadita y sin freno puesto. No sabía si en la mañana estaría en el mismo lugar o tendría que ir a buscarlo al basurero municipal o en algún lugar del espacio. Pues el viento era capaz de dejarme sin auto, junto con los toldos, las tablas, las flores de jazmín, las camisetas, el balde, el comedor y la calma….¡qué miedo!
Pero como no hay paso que dure ni trote que canse. Amaneció. Lo más sorprendente e increíble que me hizo pelar los ojos, estupefacta. Fue que al día siguiente por la mañana, toda la basura regada en mi calle y en toda la ciudad había desaparecido. No había ni un sólo papel, ni una basurita en las calles. ¡Milagro! ¡Tijuana limpia, sin basura!
Elizabeth Cazessús

3 de febrero del 2011.

RAZONES DE LA DAMA INFIEL , PARTE 1

RAZONES DE LA DAMA INFIEL, PARTE 2