APUNTES DE UNA EXTRANJERA.

APUNTES DE UNA EXTRANJERA/ abril del 2012. La extranjera recorre pasillos por un aeropuerto de Nueva York, Charlotte, La Habana, Santiago, Toronto, buscando puertas que la lleven a una salida, los pasillos son redes humanas, las redes humanas son ciudades, mapas de territorios desconocidos. Una extranjera, mira pasar la gente que nunca ha visto ni volverá a ver, hacer un dialogo se torna imposible, es imperioso hacer otras cosas: revisar la hora, caminar aprisa, buscar la puerta de salida. La extranjera se especializa en un oficio que los desterrados conocen muy bien: la traslación. Ella se arriesga como los demás, cuando decide seguir adelante. Una extranjera, antes de salir de su casa ha dejado todo, su tierra, su patria, sus hijos, al amante que no la vio partir, al hermano que ha dejado de estar, a los padres muertos, y como si faltara dejar algo mas, deja a su jardín, la suerte en el aire, porque ella es su destino, como extranjera de sus ciudad, de su pueblo y de su gente. Una extranjera mira la frontera inexistente ya que paso la aduana , y hace la consabida revisión de sus maletas donde lleva esa fragmentación que es ella misma, dentro de la geografía, mientras se entrega a la etérea levedad del ser con destino inmediato. Una extranjera, saca el libro que leerá en vuelo y se entrega al cuerpo de las palabras, recreando ese otro universo entre nubes que son espuma, algodón o tormentas anunciadas entre paginas. Una extranjera, incluye a los pasajeros en los apuntes de su libreta mientras ellos creen que escribe algo intrascendente, aunque los incluya como extranjeros y parte de su intrascendencia. Una extranjera, ve con enfado y se aburre con pláticas intrascendentes sobre las fiestas familiares con ciudadanos del mundo que llevan souvenirs, perfumes, dulces de la tienda más cercana a la sala de espera. Una extranjera reconoce su instinto animal cuando olvida su diario en la butaca de un avión y regresa por el para recoger retazos de su vida y sus letras que sólo ella entenderá como parte de sus perdidas. Una extranjera puede ser una poeta o en la poeta puede vivir una extranjera, y de cualquier manera no sería distinta porque una poeta desde que nace es extranjera de algún modo. Una extranjera, puede entregarse a una canción de otro país y sentirla como propia bailando sola con ella, fulminada bajo las estrellas o de ese sol que son los mismos en todo el planeta. Una extranjera, pasa por las calles de otra ciudad percibiendo los olores, la humedad, la luz el habla de la gente , los tonos de voz, sus siluetas como una cosecha de imágenes y experiencias, que sólo por el hecho de ser lo que son, restauran la memoria. La poesía siempre le entrega a la poeta su condición de extranjería, sin visa o tarjeta de naturalización. La poesía es un viaje que toda extranjera puede vivir. Una extranjera, se encuentra con un amante en una ciudad del norte, como si lo conociera desde hace siglos, hay otras memorias que fueron dictadas por los libros, un maestro, otros amigos, otras experiencias y se entrega ingenua y sensible, a caminar cuando la aventura mágica esta por iniciarse. Una extranjera, es entre todos, no menos distinta, cuando se adentra junto a los otros por la calle de una ciudad extranjera, siempre y cuando sepa como regresar al hotel. Una extranjera, se apasiona por abrir caminos rumbo a la montaña, hacia una caverna, la selva, sobre el mar, el desierto, la estepa, un bosque; la aventura la lleva como al amante promisorio, y nada le impide que su deseo se prolongue en cualquier otro país, un poema, u otro extranjero del mundo que la invita a mirar el horizonte entre islas. Una extranjera vive pérdidas de vuelos y retrasos mientras observa tiendas de comida chatarra, marcas de ropa, anuncios de marketing, entre ciudadanos franceses, norteamericanos, chinos, italianos, y parlotea cualquier cosa sola, mientras jóvenes sumidos en su I pod, I phone o lap top, se disgregan en el mundo virtual. La extranjera, vive la diversidad de su imaginación y siempre se queda con ganas de algo, lo que la impulsa es el deseo, la desmemoria, andar sus pasos, regresar a ellos, y no es distinto para otros extranjeros, aunque sepan- que en su viaje -el mínimo bagaje es la mejor opción. Una extranjera, reconoce al instante que con vuelo retrasado, fallas mecánicas y cambio de avión , de vuelo y hora, los pasajeros de 1ª clase ,pasan a ser de 2ª , 3ª o 4ª, clase como todos los ciudadanos del mundo. Una extranjera, vive el shock de un cambio de vuelo, con una diferencia de 5 horas, con una aerolinea X, y que de consuelo y le regala un pase para un lonche de comida chatarra. Una extranjera es un rehén en un aeropuerto, en este caso, las opciones son básicas, ver el juego de besibol del momento, ir a revisar el lub de las salidas, conectarse a una torre que de servicios de internet, para chatear con los amigos , o la familia mientras espera su salida, junto con extranjeros del mundo o rehenes, igual que ella, de lo que llaman civilización. Una extranjera , viaja a través del tiempo sin pase de abordar, su instinto la lleva por otros atajos de la mente, los caminos en sombra son un desafio que tiene que liberar , solo para demostrar que su extranjeria es una condición humana de los que saben volar con sus sueños. Una extranjera, se mete en conflicto cuando su amor se bifurca entre dos caminos irreconciliables. Ama el trópico , pero también ama el desierto. Y en la medida de su indecisión, radica el deseo de encontrar ese otro camino de volver a casa, después de haber caminado ente árboles, piedras, litorales, llevando consigo el cuerpo de las palabras .